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Mostrando entradas de mayo, 2017

Esculpida en piedra. ( Un nuevo comienzo.) Cap. 2. "El charlatán."

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- El sol estaba en su cenit y había comenzado mi ascenso con la bruma de la mañana. Alcé la mirada y pude ver mi objetivo, la torre más alta parecía tocaba el cielo. No podía permitirme una flaqueza, tan solo manos y pies, ninguna cuerda me sujeta para librarme del vacío que tras mío queda. Ni tan solo había tocado la piedra de las almenas, aun me debatía con la escarpada ladera que emergía del mar. A nado llegué al lugar para pasar inadvertido a los ojos de las tropas del visir. Casi era de noche cuando agarré con los dedos la cornisa de la ventana. Sin apenas fuerzas, me adentré en la sala. Deseaba que mi informador no se equivocara y la suerte me sonrió al comprobar que no erró. La gran habitación era esplendida, adornada con alfombras y exquisitas telas. En el fondo ella, sujeta de una muñeca al lujoso lecho por una fina cadena de oro. Vestida con sedas de vivos colores, podía distinguirse su cuerpo bajo las finas telas. Un pequeño chaleco incrustado de piedras preciosas apenas ocu

Esculpida en piedra. (Un nuevo comienzo.) Capítulo 1. "La niña y el sapo."

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Plena la luna, noche estrellada, monótono canto el de sapos y ranas. Todos están de fiesta en la pequeña charca. Sobre una piedra, contento, se encuentra el sapo Batracio. Con el estómago lleno tras una opípara cena (que si ahora una mosca, ahora una libélula) contempla la escena sabiéndose a salvo. Demasiado gordo y venenoso, no entra en la dieta de la pérfida culebra. Despreocupados, juegan los renacuajos. Un escarabajo despistado se arriesga temerariamente, al acercarse demasiado al alcance de la lengua de don sapo. Se aproxima una extraña luz y cunde el pánico. Todos buscan cobijo en el fondo del barro, menos el pobre Batracio. El escarabajo fue el colofón, demasiado lleno, le faltan reflejos y sobre el desafortunado sapo cae la desgracia en forma de red. Atrapado en las manos de dos cachorros de humano, sabe que se ha acabado su suerte. Sin duda le espera la muerte tras un largo suplicio. Una vida de excesos y vicios, poco ejercicio, lo han convertido (por lo lento) en presa